Tenemos Nuestros Traumas


Sí... hemos leido y estudiado, pero eso no quita que tengamos nuestros traumas, como todo mundo.
Hemos de confesar que las feministas compartimos traumas parecidos o, por lo menos, que tienen la misma raíz: hemos experimentado situaciones de violencia y discriminación; hemos sido el blanco de ejercicios del poder mal entendido. Y aun cuando de niñas no hemos leido sobre feminismo o nos han educado en él, sí percibimos desde la infancia que eso que nos ha tocado vivir no es "normal", ni justo, ni bueno.
Por eso cuando crecemos, lo hacemos con esa cosquilla de la justicia, del cambio, de la transformación. Del mejorar la convivencia entre hombres y mujeres. Y cuando por fin leemos, y nos integramos al feminismo, comprendemos que nuestro descontento ante lo vivido tenía una razón, pero también una solución.
Sí, tenemos nuestros traumas... pero gracias a esos traumas hemos conseguido hacernos visibles, tener voz, voto, fuerza y organización para buscar un mundo mejor.